Nadie lo vió, ni siquiera él, que tenía la extraňa habilidad de ver con un ojo lo que ocurría en la calle mientras el otro le indicaba cuando parar la cafetera. Una mujer lloraba desconsolada porque alguien le había robado el bolso.
– Pase, pase, siéntese mientras llamo a la policía. ¿Quiere tomar algo? Continue reading