Experiencias gastronomicas para vivir

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Llevo varios días pensando si escribir o no acerca de una invitación a una experiencia gastronómica que me hicieron el pasado 8 de marzo. Pues bien, después de mucho meditar ya tengo clara mi decisión, escribiré lo que pueda contar.
Todo el que me conoce sabe de mi afición por la gastronomía, tanto incluso que uno de mis deseos es vivir la tensión y los nervios de un servicio en un restaurante, ver el funcionamiento de una cocina cuando se acumulan las comandas, en definitiva formar parte de un equipo capaz de transformar los alimentos en una grata experiencia para el que se sienta en la mesa. Esta experiencia ya tiene nombre en Valencia y es obra de mi amigo y compañero de aventuras SlowFreeRoad, el hiperactivo Jordi Ferrer y su «Siente como un cocinero by Freecook Project».
Pero esta no es la experiencia que viví el día 8, esta la viviré pronto. Lo que viví el día 8 fue más allá.
Imagina una cena donde el menú es solo una pequeña parte de lo que recordará siempre el comensal. Imagina una cena donde el que colabora hace algo más que servir platos y llenar las copas de agua y vino. Imagina una cena donde compañeros/as que acabas de conocer te abrazan, te ayudan, te guían sin dejar de atender al comensal. Imagina una cena donde participas viendo las caras de felicidad de los afortunados comensales, caras de felicidad en mayúsculas sin prejuicios ni filtros, FELICIDAD. Imagina una cena donde un grandísimo cocinero se funde en un abrazo con dos clientas habituales después de abrazarlas con sus guisos. Imagina una cena donde un director de orquesta hilvana los actos con celeridad y sentimiento sin perder la sonrisa. Imagina una cena donde los invitados a la mesa entran con incertidumbre y salen con el alma reparada. Imagina una cena que no puede ver el que la disfruta, pero no importa porque está arropado/a. Imagina ser parte de ese momento mágico, conseguir dibujar una sonrisa en un rostro ajeno con un pequeño gesto. Imagina que tras acabar el servicio y ya de madrugada te regalan uno de los mejores arroces de tu vida para disfrutarlo en compañía de tus nuevos compañeros. Imagina vivir esto y más, o mejor no lo imagines siéntate en una de estas mesas y vívelo, atento al calendario  de la cena de los sentidos.
Y ahora hago mía una frase del mítico programa «1, 2, 3» (vaya, que mayor me hace este comentario):
– Y hasta aquí puedo leer.

Nacho Lurbe
UNIPRO ON THE ROAD

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