Tres riojas, dos zuritos

– Camarero, 3 riojas y 2 zuritos.
La recomendación de alguien ententido en la materia no era suficiente para entregarse a la ligera en el exigente mundo del pintxo. Antes había que hacer un repaso visual de la barra. El colorido, la simetría, los platos dispuestos en varias alturas para aprovechar al máximo la superficie, ya daban una idea de donde se habían metido.
El camarero sabía que todo les llamaría la atención, no es facil encontrar un bar con personalidad entre tantos garitos con decoraciones anodinas, les dejaba observar a sabiendas que el ritmo lo pondría él. Continue reading