Casa Mario Ruzafa

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Estaba recordando lo bien que comimos el otro día en Casa Mario Ruzafa, aunque la palabra exacta para definir esa comida sería «sorpresa». Sorpresa porque uno cree que ha entrado en una cafetería reconvertida en restaurante (hay muchos reconvertidos que deberían haberse quedado como estaban, este no es el caso) y se encuentra con la sorpresa de una cocina muy interesante con guiños de gran restaurante. Entonces, al repasar mentalmente cada plato pensé ¿por qué no escribir poniéndome en la piel de distintas personas pero con mi opinión? Me pareció un juego divertido, así que me puse manos a la obra y esto es lo que salió. Cada comentario corresponde a un plato.

Si yo fuese Antonio Vergara diría:
Aún estando situado en pleno centro de Valencia, con gran paso de papanatas y falsos eruditos que presumen de conocimientos culinarios inexistentes, Casa Mario se muestra como una casa de comidas donde lo que se come es lo que se ve, sin artificios. A destacar el secreto ibérico confitado con emulsión de celeri, crema de boletus y tierra de remolacha, cuya grasita era tan sensual como Dexter Gordon interpretando la balada You’ve changed.

Secreto ibérico con emulsión de celeri y tierra de remolacha

Secreto ibérico con emulsión de celeri y tierra de remolacha

 

Si fuese Capel escribiría:
La aparente simplicidad de la coca de mozarella, tomate seco y rucula entronca con el carácter anisado de su base, acaso un poco falto de algún sabor punzante que anime a la cocina a explorar nuevos territorios.

Coca anisada con mozarella, tomate seco y rúcula

Coca anisada con mozarella, tomate seco y rúcula

 

Si fuese Sergio Adelantado diría:
La Valencia actual tiene una serie de locales que lejos de los críticos hedonistas y dogmáticos, luchan por ofrecer una cocina heterodoxa y funcional. Casa Mario está en esa línea, ofreciendo platitos sencillos en apariencia y complejos a la hora de mantener sabores como las croquetas de pollo de corral con jamón ibérico.
Abstenganse «yupis» y demás moradores del ensanche valenciano.

 

Si fuese Jesús Trelis mi crónica seria esta:
Enfundado en mi gabardina de super agente secreto recibí un encargo de la reina del país de la Gastrosofía. Camuflado bajo la piel de un periodista (muy Superman, ¿verdad?) me dirigí raudo y veloz, empujado por el viento de Poniente hasta la mismísima puerta de Casa Mario.
La misión era destripar un plato que estaba revolucionando el centro de Valencia. El huevo a baja temperatura con setas de temporada. Me senté en una de esas sillas que tienen tan dicharacheras y una dulce vocecilla me dijo al oído: «hunde la cuchara en el huevo para que se fundan los sabores». Así lo hice y las setas empezaron a nadar entre la yema cual sirenas en un mar denso y sedoso. Con la primera cucharada, mi mente ya volaba entre bosques, husmeando entre las hojas secas, rebuscando entre la tierra húmeda los sabores que se amontonaban en cada bocado. Misterio resuelto, el triunfo del plato es la excelente materia prima de Javi Algas del mercado de Ruzafa con un buen tratamiento en cocina.

Huevo a baja temperatura con setas de temporada

Huevo a baja temperatura con setas de temporada

 

Si fuese de Verema:
Buena atención y servicio de las bebidas además de una excelente R.C.P.
Muy recomendable.

 

 

En definitiva, si estáis por el centro de Valencia, no os digo que vayáis a Casa Mario, nada odio más que el dogmatismo de algunos cuando dicen esto es bueno porque lo digo yo. A mi me gustó bastante y si os apetece probarlo os lo recomiendo.

 

 

Nacho Lurbe
ONTHEROAD

1 comentario

  1. Nacho después de charlar contigo esta tarde me ha entrado curiosidad, me he puesto a hojear tu blog y me he encontrado con este post en el que haces referencia a mi trabajo. Gracias Nacho por valorarlo, para mi es importante.

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