El Servicio

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¡Que mal está el servicio!
Esa es la frase que más se oye últimamente, que no sólo se refiere a cafeterías y bares, si no que se escucha incluso refiriéndose a restaurantes de postín.
Yo tengo una teoría al respecto (es mi humilde opinión), creo que se debe a dos factores: la falta de formación y el estreňimiento.

Cuando digo falta de formación me refiero a todo lo que engloba esa palabra, desde la parte formativa (contenidos, profesores, prácticas, instalaciones) a la parte motivacional, ya que solo con la conjunción de ambas se puede conseguir un resultado satisfactorio. Es más, pienso que esta última debería tener más importancia. Me explico:
A mi entender, la profesión de camarero requiere una vocación de servicio al cliente que ha de ser para siempre. No todos valemos para esa tarea. Ojo que cuando digo «servicio al cliente» no me refiero a la servidumbre, algo que muchos confunden. Que se lo digan a los detractores de Echanove, que después de un comentario suyo en Twitter comentando la mala atención por parte de una camarera, se encontró con infinidad de comentarios con insultos que nada tenían que ver con el asunto, algunos incluso llegando a tacharle de seňorito que pretendía que la camarera en cuestión estuviese a su entera disposición. Lo dicho, gente que piensa que reclamar un buen servicio y atención es sinónimo de pedir servidumbre. Espero que Juan Echanove vuelva pronto a Twitter de donde no tuvo que marcharse nunca.
A lo que íbamos, el camarero tiene que buscar la satisfacción del comensal cuidando todos los detalles, esforzándose en conocer lo que se cuece en la cocina, haciendo que fluya el mensaje del cocinero hacia la sala. Porque él es el transmisor de la identidad del cocinero.
¿Y por qué no una formación desde el clasicismo?, quizá el camarero que se forme nunca haga un steak tartar pero no está de más que sepa prepararlo, quizá nunca más vuelva a flambear en sala unos crepes suzette, puede que no vuelva a pelar una naranja con cuchillo y tenedor a la vista del comensal, pero tal vez ese conocimiento y esa práctica la pueda aplicar algún día para servir un desayuno en un hotel o en un menú del día, quien sabe.
Respecto a los formadores es justo reconocer que tenemos grandes profesionales que trabajan con ilusión junto a otros cuya única motivación es hacer las horas justas, para reconocer a unos y otros a otros os recomiendo un ejercicio muy sencillo, entrar en una escuela y buscar a un profesor que esté rodeado de alumnos, ahí tenéis a un buen formador. Yo conozco a varios, aunque me gustaría que fuesen más.
Y luego está el problema del estreňimiento, estoy seguro que hay muchos camareros/as con problemas de tránsito intestinal. Sus caras lo dicen todo. Algunos lo achacan a la explotación de unos jefes tiranos, los hay y muchos, pero esas caras no sólo responden a eso, esas caras esconden una vida con pocas visitas al baňo. De todos es sabido la importancia que tiene evacuar adecuadamente, tanto que hasta el refranero popular nos brinda una alegoría al respecto: «Te vull mes que un bon cagar»
Sobran las palabras.
Así, dignificar una profesión tan generosa como esta, pasaría por dos ejes de acción: buena formación y un José Coronado repartiendo Activias.

Nacho Lurbe
UNIPRO ON THE ROAD

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