100 gominas y 1 mecenas

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Chefs and Golf

Chefs & Golf 2013

Chefs & Golf 2013

El sol seguía calentando como en verano, algo inusual en este mes, dejando un octubre de playa y campo para disfrute de los que tienen la cartera llena.
El campo de golf donde se nos había convocado se podría forrar varias veces con los billetes de cien que se se supone que tenían los invitados al torneo. Había abogados, notarios, financieros y tiburones de los negocios autosegregados para no mezclarse con la plebe, o sea los chefs participantes, los proveedores que ofrecían sus productos y algún invitado de estos. Se trataba del Chefs & Golf, un torneo en el que 20 destacados cocineros participan en una competición de golf y donan cenas en sus restaurantes para que sean subastadas.
La maňana transcurrió entre vinos, cerveza artesana, jamón del bueno, quesos, aceite del mejor y arroces varios. La participación fue un éxito, no había visto tanta gomina junta en mi vida. A pesar del calor se notaba cierta predisposición natural a la corbata, haciendo que pareciese un apéndice del cuello, dejando notar la casta de algunos cachorros y de otros más curtidos. Entre efluvios de esencia de Loewe y Channel se hacía complicado saborear los manjares que nos ofrecían, anulando por momentos el sentido del olfato tan necesario para degustar un buen vino por ejemplo.
– Seňores cocineros, vayan pasando y se les entregará un obsequio de UNIPRO, una chaquetilla bordada para la ocasión. – dijo voz en grito el organizador.
Uno a uno fueron pasando a ponerse la chaquetilla. Una vez entregadas todas, se hizo la foto de rigor, caras sonrientes, que reflejaban un merecido descanso de su trabajo, que aunque en la mayoría de los casos es pasión lo que sienten por él, se agradece un día entre colegas de profesión arropados por amigos.Tras las ráfagas de flashes empezó el torneo, unas cucharas gigantes clavadas en el green aludían al oficio de los participantes, un guiňo gracioso para aquellos, la mayoría, que nunca habían cogido un palo de golf.
Una vez acabado el torneo, el resto de invitados nos habíamos entregado al gintonic en un clima distendido, con varios grupos que rara vez se mezclaban. Era un fiel reflejo de una sociedad en la que la lucha de clases sigue estando presente, los que nunca habíamos pisado un green disfrutábamos del día tan estupendo que salió, pero notábamos las miradas inquisitorias de los asiduos del campo que veían el torneo como una intromisión en su territorio. La organización debería mejorar la comunicación con los socios del club para evitar esto.
Ya por la noche y vestidos para la ocasión nos dirigimos a la cena de gala. Más vino, más jamón, está vez acariciados por la brisa marina que se colaba por el murete del Hotel Las Arenas.
Y cenamos, y bebimos, y charlamos, hasta que una voz tenue y aburrida anunció el comienzo de la subasta. Un conocido presentador de Canal Nou era la cara amable de la subasta.
– Cena para dos en restaurante ……… 100 euros, ¿quien da mas? – Decía una y otra vez sin obtener respuesta.
– Si no se te oye bonico – se oyó al fondo.
Una puja, otra más, y el mismo resultado: el exceso de gomina y lentejuelas debió dejarlos sordos, ninguno de los invitados acaudalados se rascaba el bolsillo. Es más, eran los familiares o amigos de los restaurantes quienes salvaban los muebles hasta que uno de los que ofrecían una cena subió al escenario. Este, cansado de escuchar a un presentador incapaz de elevar una puja o dejando a veces alguna cena sin vender, dijo:
– Buenas noches seňores y señoras, estoy asombrado, llevamos todo el día disfrutando a tutiplén y sólo se nos pide que colaboremos en las pujas para ayudar a una ong. Pero veo que no lo han entendido. Yo estoy aquí para subastar una cena de los sentidos para dos personas, les diré que es una experiencia única, que no deberían perdérsela. Iba a empezar la puja en 200 euros pero en vista del éxito de las anteriores, voy a empezarla en 300 euros porque si. ¿Quien da 300? Una mano por aquí, muy bien, ¿alguien da más? 350 para el seňor, ¿quien da más?
Y apareció él, el mecenas, el amigo, el que dió una lección a los de las carteras abultadas.
– Yo doy 400 euros – dijo.

Ni corto ni perezoso el mecenas sacó su mejor cara y se hizo con la mejor experiencia, dejó temblando su tarjeta de crédito pero no importaba, había que salvar a un amigo. Ni una pizca de sonrojo asomó en los rostros de los engominados. Ellos, a los que se les supone una billetera abultada, escondían su brazo bajo la mesa, no vaya a equivocarse el presentador y piense que están pujando. El jamón muy bueno, pero si es gratis sabe mejor, y los billetes a enviarlos en remesas a Suiza que uno es patriota pero el dinero ha de estar bien guardado.
Conclusión.-
Cuando hay un evento solidario, enseguida se ve quien se involucra realmente y aporta algo al proyecto aunque el aporte no sea monetario, y también los hay que solo están para aprovechar la situación para lavar sus conciencias.
Según la organización se recaudaron 14.000 euros a traves de las rifas, el mulligan solidario y las subastas, una cifra que habría podido ser superior si hubiese habido una implicación mayor por parte de los invitados.
Eso si lentejuelas y gomina que no falten.

 

Os dejo un video del evento editado por la organización:

 

Nacho Lurbe

UNIPRO ON THE ROAD

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