Gente sin vida

Días atrás he retomado el contacto con un cocinero al que había perdido la pista. Resulta que ha estado trabajando recluido como chef personal de un magnate del petróleo en una exclusiva zona del Mediterráneo. Su trabajo consistía en cocinar para la familia y para los invitados cuando los hubiera, invitados que llegaban en jets privados y luego volvían a sus casas de ensueňo, como el que va al bar del barrio vecino a tomar una cerveza. Continue reading