Bares sin nombre y más….

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Hay bares sin nombre y bares con nombre propio.
Me explico, los bares sin nombre son aquellos incapaces de permanecer en el recuerdo de sus clientes. No importa que tengan nombre, nadie los recordará. Estos son aquellos que sirven sin pena ni gloria cafés, tortillas y tapas. Se mantienen gracias a una buena ubicación o simplemente por la generosidad de un público nada exigente. En esta categoría podrían estar perfectamente la mayoría de bares de gerencia china, donde ofician con más intención que acierto familias enteras sin experiencia en hostelería. ¿Como se mantienen? con una justa relación entre lo que ganan y lo que necesitan, no hay otra explicación.

Bar Felnando, un ejemplo de bar chino reinventado.

Bar Felnando, un ejemplo de bar chino reinventado.


Pero no creáis que esta categoría es patrimonio de los chinos, aquí cabrían muchos negocios «nacionales» donde la apatía y el desánimo se ve en los platos. Solo hay que entrar en un bar y preguntar ¿que tal?, si la respuesta es «Aguantando, con ganas de jubilarme, esto está cada vez peor, antes vendía 50 croissants al día y ahora no vendo ni 5», tendremos un claro ejemplo de bar sin nombre. En cambio, si al hacer esta pregunta nos responden con algo parecido a esto: «Bien, aquí andamos, ¿le apetece un croissant calentito, recién sacado del horno?» ya nos han ganado.
Bares con nombre propio. Estos son los que molan, ¿por qué? porque los recuerdas enseguida. El bar de Jose, da lo mismo que se llame Bar Europa, para mí es el bar de Jose y su increíble capacidad de saber los gustos de todos sus clientes. El bar del higadito a la plancha, porque un día probé ese plato, caí rendido a sus encantos y cuando estoy cerca de Altea me acerco a probarlo. El bar Marvin, porque así lo llama mi hija aunque en realidad se llame Bar Marvi y sea todo un referente entre los bares 2.0, aparte de sus bravas. Bar Tonyina o la reinterpretación del bar de toda la vida con un diseño amable y la sabiduría de Román que consigue que siempre haya algún cocinero sentado en sus mesas con ganas de olvidar esferificaciones y demás. Bar El León, el que más me toca la fibra, ya que está justo donde ha trabajado mi padre toda su vida y que gestiona mi hermano pequeño, bistro (no me gusta nada esta palabra, es un bar y punto, pero cada cual pone el nombre que le parece) con una carta sencilla y apetecible.
Bar El León en la histórica Plaza Redonda de Valencia.

Bar El León en la histórica Plaza Redonda de Valencia.


Y el bar de las clochinas, el de los pescaditos, el del allipebre, el de los bocadillos, hay un bar para todos los gustos.
Seguro que tu conoces más de uno, porque ya lo decía Gabinete Caligari:
Bares que lugares, tan gratos para conversar.

Nacho Lurbe
UNIPRO ON THE ROAD

1 Comments

  1. Muchas gracias por la mención Nacho. No sabes la ilusión que nos hace aparecer en tu blog, que ya es una referencia para todos los que nos dedicamos a esto.

    ¡Un abrazo grande!

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