Compartir

Share

Compartir es una palabra que hasta hace poco yo creía que estaba en desuso, el mundo en el que vivimos nos invita a pensar en nosotros mismos para salvar nuestro culo. Cada vez nuestro entorno es más competitivo y feroz; y las trabas y peajes cada vez mayores para los pequeños empresarios, autónomos, emprendedores e incluso trabajadores por cuenta ajena hacen aflorar la cultura del «yo». Quizá motivados por un intento desesperado por salir adelante nos saltamos ciertas normas no escritas que deberíamos incorporar a nuestros hábitos de vida, es entonces y no antes cuando les encontramos utilidad. Una de esas normas, tal vez la más importante, es la de compartir. Se puede compartir conocimiento, algo material, cariño, experiencias, lo que se nos ocurra. Se puede y se debe compartir aquello que pueda suponer una ayuda a nuestro entorno más cercano, incluso a veces un simple gesto puede provocar una reacción en alguien paralizado por la situación económica, ya lo dijo alguien «las revoluciones empiezan desde la base».
Pues bien, resulta que contra todo pronóstico, hace unos años algo me hizo cambiar el chip. Yo era más partidario del «eso es para mí y solo para mí» que del «yo se esto y si lo comparto puedo ayudar a esta persona». ¿Que me hizo cambiar? Primero algún revés que visto desde la distancia no era tal y después de observar una serie de beneficios al poner en práctica dicha norma. Y en segundo lugar, una mini peregrinación por el camino de Santiago donde caes en la cuenta de que todos somos iguales. Pero no solo eso, con el tiempo, te das cuenta que con ese cambio de actitud consigues beneficios no tangibles, por ejemplo una sonrisa. Si, si, una sonrisa. La forma más barata y potente de contagiar el entusiasmo, la ilusión, las ganas de seguir vivo.
Imaginad la situación, entro a ver a un cliente, cocinero, propietario de un restaurante, en su cocina, lleva toda la mañana peleando con los proveedores para negociar precios y mejores condiciones que le permitan mantener unos costes ajustados, su mano derecha en la cocina le acaba de confesar que el mes siguiente no seguirá allí, el cartero le acaba de traer una carta certificada con una sanción por excederse media hora en la retirada de la terraza, y sin embargo, a la típica pregunta ¿qué tal todo? su respuesta acompañada de una sonrisa es: «Muy bien, cuando alguien hace lo que le gusta todo va bien y nada puede impedirlo». Imaginad como sales de allí, con ganas de comerte el mundo.
La palabra compartir es mágica, yo en gastronomía intento compartir todo lo que veo, primero porque me gusta descubrir nuevas propuestas y después porque con ello aporto mi granito de arena para animar a alguien, estoy seguro. Además, aparte de compartir con mi familia el poco tiempo que me queda, a veces no tanto como quisiera.
Compartir es tan gratificante que hace que salga lo mejor de las personas.Miquel_Ruiz_Baret_gastroalicante_unipro_ontheroad
Estos días en gastroalicante he compartido minutos de charla con gente tan valiosa que eclipsan la gilipollez de otros que se comportan como estrellas el rock. He podido disfrutar de edificantes conversaciones con Antonio Llorens y Oscar Carrión, de la humildad y coherencia de Alberto Ferruz, del empeňo que ponen Israel y David Ariza en demostrar que otro mundo es posible, del cariňo que pone Ángeles Ruiz firmando su libro » Sabor a mar «, de la genialidad cada vez más cercana de Miquel Ruiz que invita a reflexionar hacia donde se dirige la gastronomía, de la oportunidad que me dieron Mar Milá y Lluis Ruiz Soler de participar en este evento.

Toni Perez, Miquel Ruiz, Israel, Nacho Unipro, David Ariza y Almudena

Toni Perez, Miquel Ruiz, Israel, Nacho Unipro, David Ariza y Almudena

También encontré significado a la palabra compartir en el día del queso que organizó Tándem Gastronómico.Manglano_diadelqueso_unipro_ontheroad Cuatro queseros, un heladero y un panadero que desde el principio dejaron claro que lo importante no era su producto sino la historia que hay detrás de ellos.

Tándem Gastronómico, Manglano, Cantagrullas, Rey Silo, Campoveja, Los Corrales, Helados Grate, Jesús Machí.

Tándem Gastronómico, Manglano, Cantagrullas, Rey Silo, Campoveja, Los Corrales, Helados Grate, Jesús Machí.

Compartieron con nosotros sus filosofías de vida, las trabas que encuentran para seguir adelante, la ilusión que ponen en su trabajo, las caras que hay detrás de los productos en unas magníficas fotografías de Justino Diez, la importancia de la divulgación para que no se pierdan los trabajos artesanos y la necesidad de promover una alimentación sana lejos de lo que impone la industria.Manglano_diadelqueso_unipro_ontheroad

Fotografías de Justino Díez

Fotografías de Justino Díez

La mantequilla que quiso ser mantequilla.

La mantequilla que quiso ser mantequilla.

Además compartimos una magnifica comida en el territorio de ese ser que parece de otro mundo, ese que se emociona ante un queso y transmite con pasión todo lo que sabe, una de esas personas que lleva muy dentro la palabra compartir. Un gran descubrimiento para mi la personalidad de José Manuel Manglano, muy lejos de lo que mis prejuicios decían.
En fin, que si compartimos todos un poquito de nuestras vidas con los demás podremos salir adelante.

Nacho Lurbe
UNIPRO

2 Comments

  1. Desde Gandia, en Vins i mes lo compartimos. Y comparto también tu opinión sobre Miquel, vaya artista y sobre todo gran «compartidor» de sus ideas, y generoso…

    Reply

Leave a Comment.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.