Estrellas invisibles

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Hay estrellas invisibles a los ojos de la crítica y en consecuencia del público en general, son haces de luz en el oscuro circo gastronómico, capaces de seducir a una clientela fiel sin caer en la farsa ni la pedantería.
Puedes verlas en su restaurante o su obrador, trabajando, compartiendo conocimientos, sonriendo, disfrutando cada minuto de una profesión dura y sacrificada con una gran recompensa sin precio: la sonrisa de un cliente agradecido.
No los busques en las revistas, aunque a veces aparezcan; no los busques en las notas de prensa gastronómicas, aunque a veces los mencionen; no los busques encima de un escenario en cualquier congreso gastronómico de postín, aunque lo merezcan mas que otros; no los busques en anuncios ni promociones alimentarias, eso no es lo suyo. Búscalos en su casa y te engancharán.
Todas estas estrellas invisibles tienen algo en común:
– Son humildes y accesibles. Puedes preguntarles por un plato y te resolverán la duda.
– Cobran a todos los comensales. A todos: críticos, blogueros y gastrocanaperos tambien pasan por caja.
– Siempre están en su obrador o restaurante.
– Cocinan. Si, si, cocinan. Cuando quieras saber si un cocinero cocina fíjate en sus manos, ellas te lo dirán.
– Siempre están en fase aprendizaje.
– Enseñan. Comparten conocimientos sin tapujos.
– Sonrien. Normal, cuando uno hace lo que le apasiona, todo sale bien, y si sale todo bien pues sonries.
¿Como llegar a ellos? Abriendo tu mente y saliendo de los circuitos habituales. Buscándolos a corazón abierto.
Ya lo decía Antoine de Saint-Exupéry, en el principito:  «Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.»

Nacho Lurbe
UNIPRO ON THE ROAD

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