Uno no puede ser auténtico, puede parecerlo.

Me explico:

Puedes ser un gran compositor pero tus melodías estarán influenciadas por lo que hayas oído a lo largo de tu vida.

Puedes ser un gran pintor pero tus cuadros serán el reflejo de los que hayas visto o de las experiencias que hayas vivido.

Puedes ser un gran actor pero tú estilo tendrá matices o gestos en tu interpretación de otros actores.

Y por supuesto, puedes ser un gran cocinero aunque has de tener presente que tus platos serán el reflejo de lo comido a lo largo de tu vida. Un recuerdo en tu memoria gustativa en forma de olor o sabor puede inspirarte. Una merienda de tu infancia que recuerdes acabará en alguno de tus platos.

Dicho esto, ¿hasta qué punto eres el auténtico creador de algo?

Lo que crees será auténticamente tuyo cuando en ello vaya parte de tu vida, no vale decir he creado un plato con una combinación de sabores únicos, ya que alguien antes que tú lo habrá hecho. No vale decir he creado esta técnica yo solito, alguien habrá pensado en ello antes que tú. Has de buscar el toque diferenciador y ahí entran en juego tus emociones y experiencias. También es justo reconocer las aportaciones de los demás a tus creaciones, sin ellos posiblemente no podrías haber llegado a ese punto. No me creo a un Ferrán Adriá capaz de concebir su cocina el solito, sin equipo imposible.

En la cocina como en la vida lo que no se ve vale más que el resto.

Para ser sincero, yo mismo he tardado en reconocer que lo que soy se lo debo a mi padre, de él he aprendido lo que quería ser y lo que no. He hecho de mi profesión de comerciante mi forma de vida, con influencias suyas y de muchos más como Pepín. Nada sería igual si no hubiesen estado ahí.

Y lo mejor de todo es que parezco auténtico sin serlo.

Nacho Lurbe

UNIPRO ON THE ROAD