La invasión de los carpetas

Share
Los «carpetas» son una nueva tribu urbana que ha aparecido entre nosotros. Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo, aparecen unos seres que obligados por la situación económica se ven inmersos en una pelea sin tregua para quitar clientes al vecino. Son fácilmente reconocibles, en ellas es requisito indispensable la buena presencia y desparpajo, cualidades ambas que a veces tienen su excepción, algún esperpento pulula por ahí; en ellos cejas depiladas y aspecto metrosexual. Otro de los rasgos que les une es que van siempre cargados/as de tarjetas de visita y flyers del local que representan.
El otro día, paseando por el centro de Valencia, no daba crédito cuando en menos de 100 metros me habían asaltado 5 «carpetas» ofreciéndome menús de distintos precios. Vale que estaba en el centro de una gran ciudad, vale que esta calle estaba entre las más transitadas por los turistas, vale que estaba muy cerca del mediodía y la sensación de hambre se iba apoderando de mí, pero después de escucharlos a todos pensé que nada justificaba el acoso de esta tribu urbana que apareció entre nosotros de repente por culpa de la crisis galopante que sufrimos.
Analicemos, ¿es necesario suplicar al cliente para que venga a comer a nuestro restaurante? ¿no sería mejor buscar una oferta diferenciada de la competencia y tener un estilo propio que con tiempo y esfuerzo atraerá a una clientela que se convierta en prescriptora?
Me explico, en las cinco ofertas que me hicieron los precios eran similares (a la baja), los platos también: todos incluían paella (habría que probarlas, hay más posibilidades de que te toque la lotería que de comerte una paella correcta en el centro), 4 de 5 tenían algún plato con foie (¿hay algún producto más prostituido que este? que cansinos), 3 de 5 carrilleras y de postre la mayoría ofrecía tiramisú (postre típico valenciano).
Yo nunca he compartido las formas de vender de mi abuelo, comerciante como yo, aunque las anécdotas que me contaban me hiciesen sonreir. El era capaz de venderte una cazadora en verano con la excusa de un buen precio y por si refrescaba, ¡a 40 grados!
No puedo con la gente que te intenta vender algo de forma agresiva y sin dejarte pensar, convirtiendo la venta y el cobro de su comisión en el único leit motiv de esa transacción. Por eso como el restaurante no sea de confianza siempre huyo de las primeras líneas o las calles comerciales en las que te ofrecen menús o vasos de sangría mientras te sientan en una mesa para intentar sacarte toda la pasta que lleves en la cartera. Me los imagino pensando: «Total, como el turista es muy difícil que vuelva por aquí le sacamos todo lo que podamos y a por otro, si hay que dar un menú de 12 euros le sacamos todo el rendimiento que podamos y ya está».

 

Y todo esto envuelto en la Marca España.

 

Tome nota Molt Honorable señor Fabra, que usted sabe mucho de turismo:
Somos los que vendemos.

 

Nacho Lurbe

UNIPRO ON THE ROAD

Leave a Comment.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.