Manual del foodie perfecto

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Nos gusta ser foodies, reconozcámoslo, hoy cualquiera sabe lo que es una espuma, una esferificación o un abatidor y nos atrevemos a hacer públicos los comentarios que antes quedaban entre amigos o familiares. Pero no sólo eso, lo hacemos con la apariencia de quien cree tener amplios conocimientos en la materia cuando es mentira, no tenemos ni puta idea, somos unos ignorantes patológicos. Si no, ¿Cómo explicar las pseudo críticas y recomendaciones que vemos a diario por las redes?

Foodie el último. Fotografía de http://www.brooklynvegan.com/img/music2/hipster-thanksgiving.jpg

Foodie el último.
Fotografía de http://www.brooklynvegan.com/img/music2/hipster-thanksgiving.jpg

Os daré unas pistas para ser un foodie profesional:

– El perfecto foodie siempre come con su teléfono junto a los cubiertos. En algunos restaurantes están sustituyendo el platito del pan por un soporte para el móvil.

– No pierde ocasión de publicar en tiempo real donde está comiendo. Si es con un selfie a las puertas del restaurante mejor.

– Es paciente con los platos, si se retrasan no pasa nada, estará entretenido editando las fotos, el problema viene si no hay feedback en sus publicaciones.

– Siempre quiere ser el primero en probar un restaurante, sería una lástima que no pudiésemos gozar de sus valoraciones. No se si os pasa a vosotros, cuando abre un restaurante nuevo no puedo conciliar el sueño hasta que leo la crónica de algún foodie, ya estoy en tratamiento.

– Busca similitudes entre los platos que le sirven y sus referentes gastronómicos «Pepito masterchef lo hacía así» o «este plato es calcado a una receta de Escoffier, lo leí una vez pero no recuerdo donde tiene el restaurante»

– Siempre pide cualquier plato que empiece por «falso»: Falso pimiento relleno de brandada de bacalao, falso tuétano con chimichurri, falsa tortilla de patatas (trampantojo cañí).

– Utiliza un lenguaje que requiere un alto nivel intelectual por parte del lector. Entre sus frases favoritas están: «es un gusto para el paladar», «una creación exquisita», «perfecta simbiosis de sabores», «sedoso en boca»; o expresiones del tipo: «ummmmmmmm», «ñam», «rock and roll», «estaba que te cagas».

– Su vida es un trampantojo. Resulta curioso que hace varios años nadie sabía lo que significaba esta palabra.

– Por supuesto escribe un blog con sus experiencias y recetas, con especial énfasis en la fotografía de esa vajilla que se ha hecho a base de saldos en los mercadillos, que es muy aburrido tener dos platos iguales. Todo muy cuqui.

Recordad, cualquiera puede ser foodie pero para ser un ser un auténtico profesional tienes que sentirte identificado con este post.
Si todavía tienes dudas puedes hacer este test o leer a Eva Hache para ver si eres foodie o tocapelotas.

Nacho Lurbe
UNIPROONTHEROAD

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