Ahora resulta que a nuestra querida Samantha de Masterchef la han pillado por blanqueo de capitales (presuntamente) (fuente El país). Dicen que han sido 55.000 euros que sacó de una cuenta en un paraiso fiscal sin pagar los impuestos correspondientes, ayudándose de la red de Gao Ping.
Ella, tan elegante siempre, se defiende diciendo que era el pago de un catering para 200 personas, discjockey incluido. O sea, un catering de 275 euros por barba. Esta chica debe ser una gran vendedora porque arrancarle a alguien por un catering casi 300 euros, con ese careto que tiene tan rancio como su apellido, no debe ser tarea fácil. No lo entiendo de verdad, porque yo no comería un plato suyo ni gratis.

Samantha preguntándose:
¿Cómo se hará este plato?

Pero Samantha es una superwoman, solo hay que darse un paseo por su blog o su twitter para darse cuenta de lo megamaravillosa que es. Si te aventuras a leerle te chocarás repetidamente con palabras como «super», «lujazo», «ideal» o «hippychic», de cocina más bien poco. Claro que entre ir a la pelu, visitar a su estilista o ir de fiesta en fiesta poco tiempo tendrá de cocinar.
Pero ahí no acaba esto, tiene la chica una legión de seguidores a los que llama «samanthistas». Seguidores de un nivel intelectual tan alto como los concursantes de «mujeres y hombres y viceversa» o «gandía shore».

«Carolina on 31 mayo, 2013 at 18:51
 said:
Hola Samantha!!!
Me rechifla todo lo que haces……eres la bomba, super positiva, divertida…..tus niños como son de ideales por favor!! Rosconcito es de achuchonazo total…..»

Me la imagino preparando un catering para la «aristocracia de medio pelo» y me dan espasmos. Con cuidado de no mancharse su blusa de Jimmi Choo preparará sus patatas con mantequilla, dice que es su mejor receta, o cocerá marisco del bueno, del caro, como dijo un día en Masterchef, como si el precio fuese el único factor diferenciador de un buen producto.
Como no me la puedo imaginar es preparando el rancho en Soto del Real con un pijama de rayas, tiñendo los barrotes de un azul añil y poniendo cubertería de plata. Aunque allí seguro que se encontraría en su salsa con mucha gente de su clase.

Nacho Lurbe
UNIPRO ON THE ROAD