
Hoy explicaré las sensaciones, que son muchas y variadas, y otro día contaré los detalles.
– El frio. Se cuela entre los huesos, pero nada de eso importa, solo hay que estar en movimiento y se pasará.
– La amistad. Se manifiesta en forma de cazador rudo y afable a la vez, o quizá como un regalo de alguien que pasaba por allí, aunque la más auténtica es la de los 3 caminantes y sus fieles aliados, incluidos los que vienen a recogernos a Denia.
– La libertad. ¿Acaso conocéis un sabor mejor que la libertad? Nosotros la hemos saboreado los tres días que ha durado la experiencia.
– El cansancio. Llega pero en forma de recompensa, para que descanses y vuelvas a caminar.
– La locura, bendita locura. ¿Por qué no se cree la gente que venimos caminando de Valencia a Denia? Nos dicen locos y no nos importa en absoluto, en la locura a veces aparece la genialidad.
– El calor. Calor de la gente que nos abraza, nos da cobijo, nos protege y nos acoge.
– La oscuridad. Que nuestros sueños transforman en luz.
– El amor. Por las cosas hechas con el corazón.

SLOW y ROAD fotografíados por FREE
No solo hemos cumplido con el objetivo de disfrutar sino que también hemos aprendido mucho, y nos hemos encontrado con personas muy interesantes. Nos hemos fundido con el entorno, con sus gentes y costumbres, y nos hemos empapado de experiencias inolvidables.
Además, hemos visto que hay mucha gente con ganas de hacer cosas distintas, de salir de la rutina, de salir adelante, solo necesitan un pequeño empujón, y eso nos motiva más todavía a continuar con esta historia. Habrá segunda parte os lo aseguro. Os invito a que probéis, colgaros la mochila y caminar, nunca os habréis sentido tan libres.
Se que hablo en nombre de los tres cuando digo que la experiencia ha superado nuestras expectativas, y damos las gracias a todas las personas que han estado con nosotros.
Aunque la mochila no pesaba más a la vuelta, volvió llena de experiencias y emociones .